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La Carga 

La he visto interesarse en retratar a muchachitas que, muy poco después, cargan a sus primogénitos; a viejecitos que recuerdan con nostalgia la época de las haciendas; a las mujeres del mercado y las lavanderas del pueblo. El valle del Chota y sus redes citadinas han sido su granero e inspiración. Se conmueve con la injusticia de la pobreza, aunque eso mismo confabule frecuentemente para la incomprensión de su trabajo entre una gente noble de corazón, pero incrédula por supervivencia.

 

En estos años hemos recorrido el penoso camino de ver cómo más de un funcionario público ha usado su obra para simular acción y estar siempre en primera fila al momento de las inauguraciones y las copas de vino. ¡Hay más discurso que compromiso en muchas instancias formales de la cultura y la militancia!

 

Alice es de verbo fácil y pausado, una vez que se acerca se interesa por retratar la realidad de hombres o mujeres afro descendientes cautiva y compromete al retratado. Por ese camino, y en la intimidad que le regala el delicioso pero agotador trabajo de esculpir con arcilla a un persona- je, se entera de una realidad que pasa por la exclusión, por la pobreza, por el abandono…; pero también por los esfuerzos, las pasiones y esperanzas de la mujer y el hombre «venidos de África»: una referencia geográfica lejana para todos ellos, pero presente en discursos de unos dirigentes que usan, más bien interesadamente, la muletilla.

 

Su trabajo como escultora, ya en lo fáctico, pasa por elegir modelo y preparar las condiciones para el bregar escultórico, muchas veces retrata in situ, como cuando esculpió a don Guillermo Ayoví: Papá Roncón, o en su taller, como cuando retrata a su más cercana colaboradora Jannet Sheila Espinosa.

 

A Alice la he visto empeñada, también, en desarrollar interesantes proyectos productivos con las mujeres que retrata: unas veces pequeñas muñecas y, otras, talleres de costura o cerámica. Es que lo suyo parte de la comprensión de que el arte es una realidad continua que está atravesada por una cotidianidad dura pero latente; lo suyo no son las galerías ni el vernissage.

 

Por varios años ha sido constante la cercanía de la doctora Marisol Cárdenas Oñate sugiriendo, repensando e interpretando académicamente la obra de Alice, en un ejercicio de solidaridad más que con la autora —que tiene clara su obra y sabe a dónde quiere llegar con ella—, con los hom- bres, mujeres y niños que pueblan las tierras más pobres, los barrios más apartados y las casas menos servidas. La doctora Cárdenas elucubra y plantea… Alice escucha y decide siempre a favor de ese pueblo al que no podemos llamar despojado, porque hace mucho que no tiene más que una identidad cultural en permanente interés de reconocerse en su ancestro. ¡Quién no quisiera tener compañía amable y esforzada junto a su obra!

 

Este libro se ha preparado para acoger las imágenes de su nueva producción: la colección escul- tórica temática denominada La Carga, en la que aborda el peso literal y simbólico que soporta la mujer del valle del Chota. Aquí se verá la jovencita trocada en madre, cargando su retoño; la anciana cansada y sabia junto a sus frutas y verduras, y la vendedora que vive entre los mercados citadinos y su dura cotidianidad. Esta publicación no es, sin embargo, un inventario de obras; es, apenas, un testimonio.

 

Hace ya algunos años me presentaron a una muy entusiasta joven francesa que contaba apasionada que tuvo que ser anfitriona de un afamado fotógrafo extranjero que viajó a la zona de la Concepción, en la provincia del Carchi, a fotografiar, para el mercado galo, la realidad de ese pueblo; y me describió cómo el autor regresó para compartir su arte en el país. Al consultarle sobre qué recibió la comunidad me respondió que habían regresado al pueblo llevado un bello ejemplar, impreso en papel cuché y pasta dura, y que con la gente arremolinada se sentó en el parque para que pudieran disfrutar el honor de aparecer retratados en un libro que daba la vuelta al mundo… esa es otra actitud.

 

Mis parabienes por este trabajo comprometido, mi felicitación por un sueño más que se cumple y por todas las complicidades que han establecido artista y comunidad.

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